domingo, 17 de enero de 2010

La desdicha y el desconsuelo envuelto en un halo de luminosidad divina
en un aire cargado de olor a rosas y jazmines
en un palpar sagrado y divino
se torna en tranqulidad, en compañia, llevada de la mano por lo cortesano
envuelto en lujuria cargada de sudor y de deseos...

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No tengo ninguna pretensión de poeta, que obviamente no lo soy, sólo busco expresar esas pequeñas cosas que me consumen, esas cosas que ahogan mi alma y siento que me asfixian sino las verbalizo... poeta, poeta no lo somos todos, pero humanos, humanos, eso si lo somos todos...

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