sábado, 23 de enero de 2010

soledad

La sentencia del encierro de tus muros invisibles
me trastorna y desfigura hasta la mínima percepción de la realidad apuñalante
y me pone en un espacio sin tiempo, en la sordera de una vacuidad desgarradora
en la más honda pasividad existencial, y respiro y sobrevivo ya no por el aire, sino por el hedor que sale de mi alma corrompida por tu abandono...

Para Alejandra, ese rostro que va desfigurándose cada vez más en mis recuerdos...

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No tengo ninguna pretensión de poeta, que obviamente no lo soy, sólo busco expresar esas pequeñas cosas que me consumen, esas cosas que ahogan mi alma y siento que me asfixian sino las verbalizo... poeta, poeta no lo somos todos, pero humanos, humanos, eso si lo somos todos...

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